Coronado Island: el clásico de San Diego que nunca pasa de moda 

Planes para todos los gustos: entre mar, historia y cultura local

A solo unos minutos del centro de San Diego, cruzando un puente panorámico que parece suspendido sobre la bahía, se encuentra Coronado: una isla con aire de exclusividad, elegancia histórica y alma playera. Aunque forma parte del condado de San Diego, su atmósfera es radicalmente distinta. Aquí el ritmo es pausado, las casas parecen salidas de una película y cada atardecer se siente como una postal californiana en vivo. 

Una joya clásica que se reinventa 

Coronado es sinónimo del legendario Hotel del Coronado, ícono del turismo estadounidense desde 1888 y testigo de grandes capítulos de la historia y la cultura pop. Pero más allá del hotel, la isla ha sabido diversificarse: hoy conviven tiendas independientes, experiencias gastronómicas de autor, playas reconocidas a nivel mundial y un entorno natural cuidado y accesible. Todo en menos de 5 kilómetros cuadrados. 

Esta pequeña península es uno de los destinos más codiciados para una escapada de fin de semana. Su encanto radica en el equilibrio entre tradición y sofisticación: calles tranquilas bordeadas de casas históricas, playas amplias con servicios impecables y una oferta cultural y gastronómica que evoluciona sin perder su esencia costera. 

¿Cómo llegar y moverse? 

Llegar a Coronado es parte de la experiencia. El Coronado Bridge ofrece una de las vistas más espectaculares del skyline de San Diego. También se puede cruzar en ferry desde Broadway Pier, en un trayecto corto y escénico que desemboca en una de las zonas más tranquilas de la isla. Una vez ahí, se puede recorrer casi todo caminando o en bicicleta. De hecho, alquilar un carrito de golf o una bicicleta es parte del encanto local. 

¿Qué hacer en un día (o más)? 

La experiencia puede comenzar con un desayuno frente al mar en Ferry Landing, donde hay desde panaderías artesanales hasta restaurantes especializados en productos del mar. Luego, un paseo por Orange Avenue permite explorar librerías, galerías, tiendas de diseño y cafés con acento local. 

Al mediodía, la visita al Hotel del Coronado es obligada, aunque uno no se hospede ahí. El recorrido por su arquitectura victoriana, sus jardines y tiendas es gratuito, y en sus restaurantes frente al mar —como Serea o el recién inaugurado Nobu— se puede reservar para almorzar con una vista inmejorable. El hotel acaba de finalizar una importante renovación que ha revitalizado varios de sus espacios históricos y sumado nuevas experiencias para huéspedes y visitantes, por lo que siempre hay algo nuevo por descubrir. 

Por la tarde, la playa central de Coronado se convierte en el lugar perfecto para descansar, caminar sobre su arena suave que brilla con reflejos dorados bajo el sol, o disfrutar del mar con actividades como paddle board o kayak. Para quienes prefieren explorar sobre tierra, es posible rentar una bicicleta y recorrer la Silver Strand, una ruta escénica que bordea el océano y conecta la isla con el extremo sur del condado. 

Otras opciones imperdibles incluyen jugar una ronda en el Coronado Municipal Golf Course, reconocido por sus vistas espectaculares de la bahía y el skyline de San Diego; navegar en góndola por los canales de la zona residencial; o asistir a una función en el Lamb’s Players Theatre, uno de los teatros independientes más destacados del sur de California. 

Gastronomía y hospedaje con sello local 

Coronado se ha convertido en un pequeño hub culinario. Además de los clásicos, han surgido propuestas contemporáneas en espacios más casuales. Chez Loma, Stake Chophouse y Coronado Brewing Company ofrecen una cocina cuidada, basada en ingredientes locales y servicio personalizado. Para una experiencia más relajada, MooTime Creamery es parada obligada para los amantes del helado artesanal. 

En cuanto a hospedaje, hay opciones para todos los gustos: desde el histórico “Del” hasta hoteles boutique como el nuevo The Bower Coronado, estancias de lujo como Loews Coronado Bay Resort. Lo interesante es que, pese a su sofisticación, Coronado mantiene una vibra accesible, familiar y sin pretensiones. 

¿Cuándo ir y por qué ahora? 

La mejor época para visitar Coronado es entre mayo y octubre, cuando los días son largos, secos y soleados. Sin embargo, la primavera y el otoño ofrecen climas agradables con menor afluencia y precios más accesibles. En cualquier temporada, es una alternativa ideal para quienes buscan desconectarse del ritmo urbano sin alejarse demasiado. 

Además, en un contexto donde los viajeros mexicanos buscan cada vez más experiencias con identidad, bienestar y autenticidad, Coronado ofrece un balance perfecto: el confort de un destino consolidado, la calidez de una comunidad pequeña y la posibilidad de redescubrir San Diego desde otra perspectiva. 

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